lunes, 9 de julio de 2012

Sentir nuevamente... TU CHORRO CALIENTE

(no apto para menores)

Hace ya un buen tiempo que no tengo ganas de tirar. Estoy completamente segura de que el problema no eres tú y que el problema soy yo. La razón no la entiendo, pero es lo que me está pasando. El cansancio, tu trabajo, la flojera, el dolor de cabeza, CUALQUIER MOTIVO ES EXCUSA para evitar ese encuentro sexual. No es lo mismo, antes no me importaba el dolor y me hacía la brasilera, hoy lo que reina ahí es un marañón mas abundante que el fitoplancton; y cuando me visitas, te recibo peor que chacha. En los últimos días nos la hemos pasado en el plan de terminar y volver. Nos hemos tomado unos días para respirar. 
Han pasado unos días, estamos intentando ser “amigos” nuevamente y empezar con todo eso que hizo enamorarme de ti alguna vez, así que en este intento de “gilearnos” nuevamente, me he arreglado muy bien, hasta me la he pelado otra vez. Fuimos a bailar con mis amigos, la fiesta para mi estuvo muy divertida pero creo que para ti no tanto porque mientras yo bailaba sola, tú estabas quieto, haciendo nada. La noche aún no ha terminado y te he pedido que mejor me lleves a mi casa. No hemos hablado NADA en todo el camino (siendo sinceros, debo haber hecho algo malo porque tú tienes la paciencia de un santo). 
Hemos llegado a mi casa, nos hemos puesto pijama y cada uno se ha echado a dormir por su lado. Mientras estoy volteada mirando la pared y pensando en qué mierda hicimos mal, empiezo a sentir aquello que no sentía hace mucho tiempo, y es que empieza a calentarse ahí abajo, mi orgullo me impide voltear y coquetearte, así que prefiero cruzar muy fuerte las piernas a ver si se me pasa, pero cualquier acto que haga es INSERVIBLE; lo de ahí me sigue palpitando, definitivamente tendré que hacer algo, estoy demasiado arrecha, no aguanto las ganas y sólo quiero sentir tu enorme y gorda pinga dentro de mí, quiero sentir que me aprietes muy fuerte los pechos mientras los llevas desesperadamente a tu boca para morderme los pezones, que me hagas estremecerme toda y tener esos pequeños espasmos que sólo tu me sabes sacar. He llegado al punto de querer suplicar cómo muchas otras veces, que me saques la mierda y que me penetres hasta que pida chepa. Me he quedado en silencio por varios minutos, tu ni siquiera me miras, yo no se qué hacer. Te busco la conversación y me rechazas. No aguanto más y te agarro muy fuerte la verga, me has quitado la mano para que no te coja, en vez de molestarme decido recurrir a un método infalible, me escondo entre las sábanas y desciendo lentamente hasta encontrarte, meto mi mano entre tus boxers, mientras te presiono un poquito la cabecita y cómo si fuera mi chupete favorito, paso mi lengua por todo tu miembro hasta sentir cómo empieza a crecer rápidamente, tu verga ya esta completamente dura, me la meto hasta el fondo de la boca, sé que te gusta. He captado tu completa atención, aunque no entra toda, hago mi mejor esfuerzo, no me importa sentir que me atoro y que mis ya ojos estén un poco brillosos, HOY ME LA COMO TODA. Luego de algunos minutos me alejas de manera brusca y diriges tu mano hacia mi sur, la metes dentro de mi ropa interior, siento cómo separas mis húmedos labios, mientras poco a poco vas introduciendo tus dedos, haces que me moje mucho más, que rico es sentir cómo me tocas. Luego de un rato, mientras te agarro la cabeza y te empujo hacia abajo, empiezas a chuparmela toda mientras das pequeños mordiscos, hace tanto tiempo que no hacíamos esto, me había olvidado de todas estas ganas. Luego subes y te pones encima de mi, te miro como perra mientras me muerdo los labios, rogando con la mirada que entres y me caches fuerte. Empiezo a rozar mi concha con tu verga, moviéndome a un sugerente ritmo; sin querer queriendo, lo estamos haciendo desenfrenadamente, te digo cochinadas al oído mientras clavo mis uñas en tu cuerpo, me gusta sentirme zorra en la cama y hacerte saber que soy tu puta. Cuando el placer me hace respirar de manera entrecordada, ajusto la vagina para atraparte más pero me elevas las piernas y las cruzo entre tu cuello mientras me levantas un poco la cintura, es una de mis posiciones favoritas y lo sabes, sabes que me encanta sentirla muy adentro. ESTÁS HACIENDO CONMIGO LO QUE QUIERES Y ME ENCANTA. Cuándo siento que ya no puedo más, que quiero sacarte todo el jugo que hace tiempo no veo, me volteas y me pones en cuatro, me agarras las caderas y las llevas bruscamente hacia ti, aprietas muy fuerte mis pechos y me jalas los pezones, yo en agradecimiento me muevo más, ADORO CUANDO ME JALAS EL PELO, esa mezcla de dolor con placer es inexplicable. Sé que en los otros cuartos de la casa están escuchando mis gemidos y no me importa, me tapas la boca, aprovecho para meterme uno de tus dedos a la boca y chupartelo, simulando que estoy chupando otra cosa. Sé bien que en esta ocasión eres tú quien tiene el control de la situación, hoy sólo me queda ser obediente y complacerte. Sigo moviéndome y cada vez el roce es mas fuerte, cada vez la fricción nos pone mas calientes,  cuando estoy completamente arqueada y las sábanas completamente arrugadas, siento cómo por mi espalda cae un chorro caliente. 
 
Hemos quedado completamente exhaustos, caído rendidos en mi cama mientras respiramos al mismo ritmo muy fuerte, siento que me falta el aire, mi corazón late a mil.
No entiendo cómo es que he podido dejar tanto tiempo sin hacerlo, cómo pude no prestar mas atención a que eres tú quien me regaló mi primer orgasmo (que luego de haberme dado muchos otros ya no recuerdo), cómo me haces sentir cuando estamos ardiendo en la cama. Han pasado sólo unos cuantos minutos y tan solo recordar lo que acabamos de hacer, hace que me trepe encima de tu cuerpo para cabalgarlo otra vez salvajemente, no me importa que hayamos empezado a las 4.30am y que ya haya amanecido, que la gente ya empiece a hacer sus ejercicios matutinos, que los roommates despierten, nuestro orgásmico acto se repite nuevamente.