Este relato empieza con mi mejor amiga choteada una vez más por un huevón que realmente no valía la pena. Por el otro lado, me tienen a mi poniendo mi mejor expresión de “claro que te escucho y te comprendo, si pues era un desgraciado, cómo se le ocurre dejarte” (cuando detrás de esa expresión sólo escondes un… carajo qué más esperabas si ya desde un principio te advertí que esa relación no te llevaría a ningún lado, que solo te estaba utilizando como su amor de verano, que solamente quería tirar contigo y luego como cualquier pendejo inventar una excusa para dejarte de lado, y lo peor de todo es que él no te dejó si no que para colmo fue tan inteligente que tú misma fuiste la que terminó con él, para que te sientas mal y luego regreses como perra arrepentida pensando que él en todo momento estuvo bien y tu estuviste mal y luego ilusionada abres las piernas una vez más y después de unas semanas tengo que volver a escuchar esta misma historia que estoy escuchando en este mismo momento). Y cómo tu amiga está sufriendo, sólo te queda soplarte el lloriqueo, el lamento y lo peor de todo… aguantar el sonido que proviene del chorreo del MOCOOO. No podía dejar que una vez másse hunda en su depresión, así que decidí que tenía que hacer un par de llamadas, empezar a arreglarnos y estar listas para romper cualquier pista de baile que se interponga en nuestro camino, ingiriendo cuánto vaso de alcohol llegue a nuestras manos, fingiendo que nuestra vida es de la puta madre.
Dejé encaminada a cada una de mis amigas y luego de un rato me di cuenta que como siempre yo seguía siendo la gordita buena gente, la cague de risa que empareja a las amigas y después se da cuenta que no tiene con quién bailar así que como toda loser me fui a la barra, cuando en eso mis antenitas de vinil detectaban la presencia de un individuo. Aunque no me gustan los rubios, éste estaba churrísimo, que suerte había tenido de no haberla visto antes para emparejarlo con alguna amiga. Esta era mi oportunidad, tenía que hacer mi mejor esfuerzo para conseguirlo y empecé a buscar el cruce de miradas,me hice la interesante unos minutos, me fui al baño y a la salida OH POR DIOOOOSSSSSS estaba él esperándome para sacarme a bailar, yo emocionadísima, bailé pegadito mientras poco a poco se iban juntando cachete con cachete, pechito con pechito y ombligo con ombligo, luego de varios besos y terminada la noche consideré que era completamente justificado el darle mi mail (miteléfonono porque eso era algo muy privado jajajaja). Caminé en zigzag directo a la barra, pedí papel y lapicero y LISTO, YA TENÍA MI CORREO ANOTADO. Regrese a mi casa pensando en lo afortunada que había sido, yo que saqué a mi amiga a bailar para que no caiga en la depresión, y sin esperar nada a cambio, qué me había traído el destino? Mi macho soñado,sin querer queriendo había encontrado el hombre de mi vida en aquella discoteca, yo juraba estar enamorada.
Al día siguiente me despierto y ya tenía un primer mail de mi príncipe azul, ya lo había agregado al msn, y ya que chucha, no había nada que perder, ya le había dado mi número telefónico para poder conversar mejor con él. Conversamos durante mucho rato y luego de colgar llamé a mi mejor amiga para chismear todos los detalles del día anterior y obviamente juntar la mitad de memoria que tenía cada una para recopilar la información olvidada, le cuento que el chico ya me había llamado y que habíamos conversado largo y tendido. En eso, supongo que harta de escucharme, mi amiga muy tajantemente me dice ya revisaste las fotos? Yo respondí: mmm NOP… qué fotos? y antes de que mi amiga me tire el teléfono me dice “revisa tu cámara”. Yo NO LO PODÍA CREER qué para mi buena suerta encima me habían tomado fotos con príncipe azul que tanto esperé. Con sonrisa de oreja a oreja y cámara en mano, me dispuse a ver las fotos, prendí mi cámara y luego vino una ligera falta de comprensión, poco a poco iba frunciendo el ceño y no entendía por qué en cada una de las fotos, no había ningún príncipe, sólo había a mi lado un renacuajo blanco, rubio y desabrido. Con mis ojos abiertos de par en par, queriendo comprender qué clase de trago malvado, me haría ver una realidad tan distorsionada, decidí evadir la realidad plasmada en una fotografía, seguro no era fotogénico pensé…una simple foto no sería impedimento para dejar mi amor florecer, así que seguí hablando con él por teléfono, vinieron tiempos complicados en el trabajo por los cuales no podía salir con él y luego de unas semanas, acepté MI PRIMERA CITA (para ese entonces, jamás en mi vida había una cita). Luego de arreglarme (no mucho para que no piense que estaba muy emocionada ni tan poco para que no piense que no me importaba) toca mi timbre, Bajé con la emoción que las quinceañeras en mi época bajaban en busca de su chambelán, y con la rapidez que el coyote persigue al correcaminos. En eso de un solo golpe, ya se había borrado mi sonrisa. Lo que ví en la puerta de mi casa era mucho peor que las fotos, había ahí un hombre con casaca de jean vieja y desteñida, un pantalón también de jean un poco cochino y bastante pasado de moda, unos zapatos horribles y para terminar una correa que luego de haber sido ajustada quedaba un pedazo de dizque cuerocolgando prácticamente hasta la rodilla. Yo quería morir, no sabía qué hacer,si darme media vuelta y quedar como reverenda malcriada o simplemente aceptar las consecuencias de emborracharme en discotecas, dar mi mail, mi teléfono y aceptar salir con quien ni conozco.A lo hecho pecho y bueno como toda una lady muy educada, atiné a sonreír nuevamente. Me acerqué lentamente y al momento de saludarnos giré un poco la cabeza para que el saludo sea en la mejilla y no en la boca como toda esa semana lo había planificado. En ese momento, muy inteligentemente aproveché para mirar alrededor y ver en qué vehículo me llevaría, sorpresa me dí cuando NO HABÍA NINGÚN CARRO.
Me dice vamos a comer y empezamos a caminar, yo muy lento claro, rogando en cada paso en que al menos me lleven en taxi y no me lleven a mi primera cita de toda la vida en una combi. Caminamos una cuadra vi paré un poquito en la esquina para ver si tomaba el taxi, él siguió caminando. Luego de caminar unas diez cuadras decido preguntar a dónde estábamos yendo y me responde que por ahí hay un sitio bien rico pero que no recordaba el nombre, que sigamos caminando hasta encontrar el lugar, caminamos diez o veinte cuadras MAS,empecé a quejarme silenciosamente de la puta ley de Murphy que nos dice que cuando algo sale mal, quedémonos tranquilos porque la situación podría salir peor, recordando que yo misma había sido la que había rogado enérgicamente no ser llevada a su primera cita en una combi ycuando ya había decidido no dar ni un paso más, cuando ya estaba a punto de dejar a la Histérica estallar me dice YA LLEGAMOS, AQUÍ ES! Yo respiro hondo (como toro enojado), levanto la mirada y veo un cartel luminoso que dice "RESTAURANTE EL BUEN SABOR - CALDO DE GALLINA 24 HORAS. Qué cosa? Era acaso una broma? Qué mierda había hecho yo en la vida para merecer eso? era eso justo para una chica San Isidrina como yo? Por qué no aproveché mis cinco años en la universidad de Lima para salir con alguien ahí? Por quéeeee…. POR QUEEEEEEEEEEEEEE???? Quise llorar y darme media vuelta pero era demasiado tarde, él ya estaba entrando al local. Me senté en la mesa más lejana, como gran cosa chasqueó los dedos (y casi aplaude) para que el mozo se acerque a nuestra mesa, revisé la carta y me pedí un tallarín verde con bisteck tan grande que tranquilamente pudo haberme durado para toda la semana. Me dispongo a comer la primera porción y en eso…. escuché el sonido más asqueroso que yo como mujer asquienta puedo sentir en todo el mundo, y peor de todo en una mesa. Qué sonido era ese? “UNA SONADA DE MOCOS”. Ah no carajo, si él se sonaba los mocos en la mesa pues entonces yo me dedicaría a comer con la boca abierta. SI, lo sé, era más fácil dar media vuelta y salir corriendo del lugar, pero me quedé ahí maldiciendo mi vida por un momento, chillando por dentro y aprendiendo la lección de que no debo andar de pendeja por las discotecas. Mi pésimo comportamiento pareció no ahuyentarlo, tuve que esperar pacientemente que esa “PRIMERA CITA” se acabara, pagó la cuenta como gran magnate con su billete de DOSCIENTOS SOLES (a quién coño se le ocurre pagar una cuenta de quince soles con un billete de doscientos?). Luego de que él haya terminada cada arroz de su plato, le digo con cara de culo que ya es hora de regresar, que no tenía mucho permiso y que no quería que mis papás se vayan a molestar (mentira porque vivo sola). Salimos del “restaurante” y lo que jamás imagine, es que de regreso a mi hogar dulce hogar… TAMBIÉN TENDRÍA QUE CAMINAR!
Llegamos a mi casa, ni siquiera me despedí, abrí la reja de mi edificio, caminé sin mirar atrás esperando que jamás me vuelva a encontrar con el chico otra vez. Vergüenza pasé cuando unas semanas después mientras bailaba con un chico en la discoteca me dijo “oye, tú no fuiste la desgraciada que salió con mi hermano?”
Ay mamá!